Hay tardes en que una canción nos cae encima. Un recuerdo interfiere impertinente entre nosotros y la vida funcional de la oficina. Entonces solo queda encontrar un video y decir que las tardes deberían ser nuestras, para recordar, para hacer.
En fin, me dejo llevar por mis recuerdos impertinentes y les invito a dispersarse en los suyos por 4:36 minutos.