Hace unos días terminé de leer El marino que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima y todavía no recupero el aliento. Es un libro maravilloso, de esos que nos hacen pensar que el amor es posible (aunque no eterno) y que la gloria, a veces, es algo que dejamos atrás.
Hoy me di una vuelta por acá, en un descuido del torbellino cotidiano de la biblioteca y todo, todo lo que tengo que hacer, y me pareció buena idea contar que tuve la suerte de leer un libro que vale la pena recomendar.
Yo sé que el mundo será de los ewoks alguna vez, pero mientras ellos llegan, el control será tomado por los japoneses; porque tienen una forma hermosa y terrible de ver el mundo. Mishima me impresionó mucho (digamos que un tipo que se hizo el harakiri en los 70 no es algo que se vea todos los días), me impresionó su forma de comprender el mundo y la soledad. Presenta personajes que se enfrentan a lo sublime y al horror.
Vale la pena viajar por sus páginas.
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