
Ella vuelve al computador y corrige... "brice chenique". No hay nada, vuelve a responder... Sí señorita-le digo- es que se escribe B-r-y-c-e y el apellido es "E"chenique. Búsquelo por Alfredo si quiere. Ella corrige de nuevo, un tanto exasperada, pero solo corrige el apellido. Bueno, al menos ahora si aparecen los libros y responde: tengo este y este... pero este es infantil. Bueno, digo yo... y qué tiene eso? solo porque me ve ya crecidito piensa que no puedo leer obras infantiles. Va y me lo trae. Lo ojeo, el libro no tiene el precio impreso. Cuánto cuesta señorita? Tanto, responde ella, al consultar en la pantalla. Salgo, con o sin libro y pensando... bueno... el hecho que la señorita trabaje en la libreria no significa que deba ser lectora y conocer todos los autores no?. Pero la fábula se repite, en la tienda de discos, en el supermercado, en la farmacia... no, en la farmacia no. Ahí si saben lo que uno pide, aunque vaya escrito en esa letra ilegible de doctor, pero nunca fallan. Nunca.
1 comentario:
De casualidad tu libro no era Un mundo para Julius?... por que si es ese, dejame decirte que es lindo...
saludos!
lu!
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