viernes, septiembre 28

El santo ¡oh¡ el Santo¡¡




Me he vuelto asiduo cinéfilo de las películas de El Santo. He encontrado un elemento en común en todas estas películas y es que El Santo era un superhéroe levemente inepto (sin ánimo de ofender su memoria, por supuesto), pero sucede que al Santo le pasaba lo mismo que a Batman y Robin, que al final siempre caían en una trampa mortal. La diferencia entre estos paladines de la justicia o encapotados como se les llamaba en la traducción al español, es que El Santo siempre quedaba noqueado, amarrado, drogado, golpeado en la cabeza y era la chica acompañante de la historia quien se armaba de valor para salvar no solo al mundo sino también al Santo. El otro día me vi la de El Santo contra Los Vampiros. Si, los recursos talvez no estan a la altura de la tecnología actual, pero tienen ese elemento tan primitivo que las hace creibles. Pero El Santo, como siempre, es golpeado en la cabeza y es la chica quien se encarga de salvar a todos. El Santo ya aparece cuando el plato está servido. No voy a negar que estas películas son lo máximo. Son tan malas que terminan siendo buenas. De heroes hay heroes. Los argentinos tenían Martin Karadagian, el máximo titan en el ring, cada cultura los tendrá. Nosotros tenemos a Los Pescadores de Palopó y por supuesto, como olvidar a Madame Shandú. Clasicasos de las arenas guatemaltecas. De hecho hubo una serie en el canal 5, donde los luchadores imploraban a la estatua de Pedro de Alvarado sus poderes y éste les respondía con un rayo verde. No me recuerdo el nombre de esta miniserie, duró tan poco, que ya solo es un vago recuerdo de mi infancia.

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